Cuando Luís Marino nos contó en el año 2002, la idea de hacer el corto tenía una cosa muy clara: experimentar el arte en su forma audiovisual, y conocía los ingredientes: color, luz, mediterráneo, desasosiego, encuentro, desencuentro, magia, y todo ello cocinado en su tierra a la que quiere, Mazarrón. Su intención es dejar para la posteridad una obra realizada en este espacio y en este tiempo, como recuerdo del pasado y como memoria colectiva de un paisaje admirado.

A este proyecto de género fantástico se fueron añadiendo elementos que encajaban perfectamente, algunos personajes se presentaron solos y durante el rodaje las coincidencias entre realidad y ficción fueron “sospechosas”. La historia narrada puede tener varias interpretaciones, diferentes lecturas en varios niveles y no necesariamente del mundo real, sino del intangible, del onírico, del sobrenatural, dejando un final abierto. En Phoenix, existe una conexión entre el fondo y la forma, alejándose del documento para llegar al arte puro, el arte de los sentidos.

Texto:    Rafael Hortal

El corto tiene una duración de 22 minutos está grabado en formato digital y kinescopado en Suiza.

Breve presentación del trabajo realizado: